martes, febrero 01, 2005

Los 32 años de mi vida

El ser humano siempre ha proyectado algún tipo de sentimiento en sus objetos. Una fotografía, una joya, quizás un disco… por eso es innegable lo dramático y doloroso que debe ser perder tu propia casa, un lugar lleno de cosas íntimamente ligadas a ti.
Pero cuando oigo a alguien decir que ha perdido 32 años de su vida de golpe porque se ha derrumbado su casa, sinceramente me preocupa.
Una vez alguien quiso regalarme un recuerdo de algo que visitamos. Merchandising. Con cara de circunstancias pregunte ¿Para qué? Lo que acabo de ver quedara siempre en mi simplemente por el impacto emocional que me ha causado, no por el llavero que me quieres endosar.
Parece que poco a poco nos volvemos más y más materialistas, no solo hasta ser capaces de pisar a cualquiera para conseguir unos billetes de más, sino incluso hasta el extremo de negarnos a nosotros mismos. Tu vida no debería estar valorada con los objetos que posees, precisamente porque estos son mucho mas frágiles y efímeros. Infinitamente mas resistentes son nuestros sentimientos, nuestro conocimiento y nuestro recuerdo, pero estoy descubriendo que nos estamos olvidando de ello.
Quizás si que acabas de perder 32 años de tu vida…justo cuando te has quejado de ello.

3 Comments:

At 8:47 p. m., Anonymous Anónimo said...

Yo creo que el hombre siempre ha proyectado su emotividad o ha dotado de poderes (a veces mágicos) a los objetos. La diferencia es que los antiguos otorgaban tal honor a las plantas, las piedras, los astros... y nosotros pobres urbanitas del siglo XXI a aquella entrada de cine de aquella tarde compartida con un antiguo amante o a un anillo que nos regaló un buen amigo mucho antes de que dejara de serlo. Sin embargo el sentimiento es siempre el mismo: Intentar retener la magia de un momento en un objeto para que cuando nos sintamos tristes y hechos polvo recordemos que alguna vez fuimos felices (o al menos creímos serlo, ya se sabe que no puede uno fiarse de los propios recuerdos... ). Así que puedo entender perfectamente al que dice haber perdido los 32 años de su vida al perder sus fetiches acumulados durante toda una vida. Yo también lloraría amargamente si algún día pierdo aquella entrada de cine o el anillo...

 
At 8:49 p. m., Anonymous Anónimo said...

Aish, me dejé la firma en el post anterior... qué cabeza...
Little Moon

 
At 10:20 p. m., Anonymous Anónimo said...

Qué ropa me pondría ahora o el lunes que viene si la mitad de mi vestuario está en un armario de un piso al que no puedo entrar?
O que cd estaría escuchando ahora? Me compraria todos los que tenía de nuevo?
Cómo cargaria el mobil sin enchufarlo al cargador? Cómo miraria esta página tranquilamente sin mi ordenador?
Esto sería todo un trastorno en mi vida cotidiana, en mi vida más o menos tranquila. No sólo se trata del apego a las cosas, sino que, de la noche a la mañana te cambie la vida, dando un giro importante y desagradable.
Desde el momento en que ese hombre ya no pudo entrar a su casa, su vida cotidiana (es decir, su vida) cambió y ya no será la misma, por eso debe sentir que la ha perdido.
Rosa (una fetichista materialista)

 

Publicar un comentario

<< Home